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galasanchezmontero

ÉCFRASIS: (A)MOR PIRATA. MI HERMANO (4/7)

Actualizado: 16 may 2024


SERIE DE CUADROS. TAMAÑO: GRANDES DIMENSIONES. TÉCNICA: ENCÁUSTICA SOBRE MADERA, CON ESPÁTULA (PARA EL ENCAUSTO DURO) Y CON PINCELES DE CERDA (PARA EL ENCAUSTO BLANDO); DURO EN LA TEXTURA DEL ASFALTO (CON ARENA), EN EL CIELO DIURNO Y EL SOL; BLANDO PARA EL RESTO DEL CUADRO; CARBONCILLO PARA EL POLVO DE LOS EDIFICIOS Y CENIZA PARA EL POLVO EN SUSPENSIÓN. Todos los cuatros de la serie son apaisados y tienen como escenario la misma Carretera de la misma ciudad post(A)pocalíptica: una calle comercial desolada y medio en ruinas, varían los personajes que aparecen representados en primer plano y la cúpula celeste.

________ . El siguiente cuadro destacaba por su gran tamaño y por un cambio de enfoque: el plano (A)bierto, gracias a la perspectiva (A)Érea con tres puntos de fuga, permitía ver la profundidad de la urbe y las calles aledañas a la principal; la variación técnica era un guiño a Leonardo da Vinci, inventor del término, y al cuadro "La ciudad ideal" de autor desconocido que había inspirado la serie de Mnemea. También llamaba la atención la suma exponencial de (A)ntítesis conceptuales hiper(V)inculadasSsSsS y el lacerante claroscuro que estructuraba la composición en su conjunto .


El cielo completamente soleado contrastaba con la ciudad decrépita y polvorienta, cuyo vulgar esqueleto no estaba despoblado en esta ocasión. Por todo el cuadro pululaban criaturas de lo más variopintas... solo en apariencia humanas... ataviadas con extravagantes ropajes de corte vintage y futurista a la vez. Los mismos humanos deshumanizados de ojos vacuos, mirada ausente, gesto inexpresivo y con (A)pariencia de insectos que vagaban como espectros corpóreos por el resto de paisajes urbanos de Mnemea.


Aquellas criaturas habían ocupado el cuadro. Deambulaban de forma (autó)mata por las calles bacheadas y salpicadas de basura, los envases de plástico habían sustituido a los cristales rotos: o bien se detenían embaucados frente a los escaparates, o bien transitaban sin rumbo fijo distraídos de sus propios Deseos con los productos y ofertas del día que no podían evitar ojear y saborear a su paso. Su expresión no revelaba emoción alguna, ni de disgusto ni de placer, nada de nada: inquietante estatismo muscular. Su (V)oluntad alienaDDA daba escalofríos.


El (V)idrio de los escaparates estaba pulidísimo en contraste con el polvo adherido a la mugre que acicalaba las fachadas de los edificios destartalados o medio derruidos en los que se enmarcaban; estaban iluminados desde el interior con luces led de colorines parpadeantes que, junto con los letrEros luminosos a cada cual más estridente y los excitantes carteles publicit(A)rïos de productos milagrosos, capturaban a los transeúntes del mismo modo que el hedor de la mierda atrapaba la atención primitiva de las moscas.


Tras la lustrosa cuarta p(A)red de los comercios, como si se tratara de una pantalla gigantesca e interactiva de realidad aumentada, se exhibía una gran variedad de productos pulcrísimos y novedosísimos que los consumidores podían ir pasando delante de sus ojos de forma indefinida con un simple gesto de mano. Los productos posmodernos iban desde asequibles electrodomésticos de toda la vida con un diseño minimalista que dificultaba distinguirlos unos de otros, todo tipo de vehículos autónomos para no tener que caminar y sofisticados dispositivos electrónicos que a saber qué parte del cerebro menguaban o suplantaban; hasta nanotecnología punta y biotecnología transhumana de precios desorbitados para mejorar partes del cuerpo a capricho, paliar el paso del tiempo o garantizar la fecundidad y una descendencia genéticamente perfecta a gusto del consumidor.


Los hombres podían "parir" y las mujeres ya no tenían que perder el tiempo ni sus cuerpos perfectos en gestar al bebé, la regla también era cosa del pasado: los carteles publicitarios aseguraban que una incubadora de ultimísima generación gestaría al bebé por ellxs; por supuesto, ofertaban como servicio complementario (con recargo extra en la factura cada 28 días) la custodia de la materia prima en bancos de criogenización hasta que llegase el feliz momento. Al parecer también existía la opción de pagar la gestación en cómodos plazos para toda la vida, el valor de un hijo perfecto era incalculable pero el anuncio aseguraba que estaba al alcance de todo el mundo: mostraba a un padre soltero y a una pareja de orgullosas madres de clase media... inexistente a juzgar por el resto de personajes del cuadro... acariciando el cristal del recipiente esférico lleno de líquido ¿amniótico o hidropónico? en el que flotaban sus bebés perfectos como un producto más al alcance de su mano.


En aquella urbe posmoderna se podían satisfacer todos los gustos y todas las necesidades por individualistas que fueran, incluso las más misántropas y antinatalistas; en los escaparates también se ofertaban androides con hermosos y centelleantes ojos de apariencia más humana que la de los No-Ser(es) que los compraban y vendían, aburguesados por su indolencia y su propia banalidad: t(A)n-t(A)n libres que decidían ser (A)dictos a su propio ombligo nihilista porque era mucho más fácil que romper la cuarta p(A)red que los esclavizaba y salir de la Cueva o, en su defecto, suicidarse.


No se quedaban allí por ignorancia: se quedaban por voluntad propia.


Cómo resistirse a las estrafalarias ropas y calzados de usar y tirar a cada cual menos práctico y más bizarro que se exhibían tras el cristal como obras de arte perecederas, cautivaban tanto a hombres como a mujeres; por no mencionar la ingente oferta de cosméticos, maquillaje, pelucas y accesorios; o de videojuegos, música, series, películas y libros online de realidad virtual aumentada creados por la IA; también había muchos gimnasios en los que prometían cuerpos esculturales sin tener que sudar, con centros de cirugía estética al instante y playas de rayos UVA; proliferaban los food-trucks de verduras hidropónicas y hamburguesas de tofu, los selectos asadores de carne transgénica, los restaurantes de comida vanguardista prefabricada, los mesones de comida tradicional baja en calorías, las franquicias de comida rápida enlatada; y se perdía la cuenta con los locales de ocio automatizados con androides y máquinas expendedoras: bares de tragaperras, tascas de póker, tabernas de la suerte, pubs de redes sociales, discotecas online y tugurios de mala muerte con acceso directo a la DeepWeb en los que poder satisfacer antojos (in)confesables.


Lo más demandado de aquel "Mercado Negro" blanqueHado eran los prostíbulos de violaciones vírgenes en streaming, las fuck-rooms para citas de sexo pornográfico, las cuadras de glory holes especializadas en pederastia de todas las edades, las raves de bondages masivos, los puticlubs de carretera para filias y crímenes pasionales perfectos, los matadEros para caníbales, vampiros y hombres-lobo, los burdeles hentai con una amplia gama de tetas y pulpos, las cabinas de mete-saca express, los pases VIP de corrida pansexual y las orgías exclusivas para transhumanos perfectos. TODO Ello pensado para satisfacer cualquier tipo de orientación sexual y de género, ¡eso por supuesto!, faltaría más.


En la diversidad de la posmodernidad estaba el gusto y también la rentabilidad de aquel ¿Nuevo Mundo?


A Sísifo le llamó la atención el "Mercadillo de la Droga", a plena luz del día: con tenderetes al lado de las farmacias despersonalizadas con máquinas expendedoras o al pie de las aceras donde deberían estar los aparcamientos; como los automóviles eran voladores habían peatonalizado la calle comercial y reutilizado las antiguas zonas azules para tal fin. En aquellos puestos, tan solo en apariencia (A)lternativos, los camellos eran tenderos respetables y los narcos grandes empresarios comprometidos con el Estado del BienEstar: ambos ofertaban al yonqui socialmente aceptado una amplia gama de estupefacientes para contrarrestar la apatía con todo tipo de subidones, para desconectarla por completo hasta llegar a la ataraxia e, incluso, para inducir al suicidio lo más placenteraMente posible, sin dramas.


Había de todo en esos puestos ambulantes de diferentes franquicias, llenos hasta la bandera del país en el que se producía la droga que vendían con la denominación de origen del narco que la distribuía. El producto más consumido, a juzgar por las colas en los baños públicos, era el 2x1 en rayas de coca con café y cigarro, con hora feliz de 7:00-8:00 a.m.; también eran muy populares los inhaladores de marihuana y las mascarillas de chocolate, regalaban un cucurucho de helado siempre que se acudiera al puesto con los ojos inyectados en salmorejo; los batidos de opio, los yogures helados de ansiolíticos, los smoothies de setas y frutas exóticas, los granizados de salvia y limón y los tés de polen con (A)roma a popper (con condón incluido) tenían una tirada tremenda, era raro el transeúnte que no los fuera consumiendo al paso en cómodos recipientes desechables de todos los tamaños y colores. Muchos de ellos acompañaban la bebida con dulces de lo más exóticos, a Sísifo le llamaron la atención los colorines de los crêpes, tortitas y gofres con masa de soma espolvoreados con anfetas, también los cupcakes, donuts y bizcochos de barbitúricos glaseados con MDMA, las piruletas de speed, los socorridos caramelitos de esteroides y los (A)luciflotantes chicles de salvia.


Otros muchos transeúntes se detenían en las barras de los puestos para darle al drinking con todo tipo de combinados: desde mojito con azúcar de LSD y cuba-hongos, a gyns, vodka de sabores, whisky y bourbon con hielos de éxtasis; los hígados más curtidos preferían: shots de cocaína con granadina, alcohol intravenoso, cerveza artesanal de cristal, cerveza IPA con ketamina, cerveza 0,0 con nitazenos, vino en vaso de crack, chatos de jaco, vermú con oliva de morfa, o el mono del anís con fentanilo; y los (A)dictoS más (V)eter(A)nos se decantaban por: cócktelsSsSsS variados de absenta, tequila, mezcal o jagger con blue tropic y una gotita de éter, o de zumo de peyote con limón y NADA, o de (A)gua bendita con licor de (A)yahuasca, en cualquier caso proporcionaban un viaje sólo de ida (A) la locura.


La CURIOSIDAD de Mnemea por las drogas no cabía en aquel cuadro y Sísifo no pudo evitar sonreír esperanzado: ¡aún les quedaban muchas por probar juntos!, intentó concentrarse de nuevo en la pintura, t(A)n-t(A)n ¡rococó que viene el coco! que era sumamente fácil distraerse con el fondo hasta dejar de ver a los personajes que protagonizaban el tablEro(sSsSsS) de la serie.


En absoluto eran aquellos No-Ser(es) cegados por el individualismo o enajenados por la locura colectiva que solo podían llamarse humanos por ser bípedos. (V)agabundeaban por las calles comerciales sin detenerse a mirar el paisaje, con la mirada perdida o absorta en la estimulante luz de alguno de los escaparates o de los puestos de ocio esclavo y tiempo libre dilapidado. El contraste entre el vacío de sus ojos y sus coloridos y llamativos ropajes resultaba punzante a la pupila; tanto, como el simbólico claroscuro de la luz de los escaparates y lustrosos productos en su interior con el exterior de los edificios caducos y cenicientos. TODO Ello conformaba un escenaRío post(A)pocalíptico en el que los puntos de fuga del (A)bsurdo se exponían como si se tratara de una grotesca... ¡esperpéntica!... Galería de Arte posmoderno, lo que venía a ser una puta mierda nihilista sin sentido.


El Vitalismo del Bigotudo no consistía en hacerle la cama al (A)bsurdo y a su Máquina de Control de Masas con el individualismo colectivo, ¡era una guerra de guerrillas en Eterno retorno (in)satisfecho!, una batalla de nunca acabar ¡de (A)dentro hacia (A)fuera, de (A)fuera hacia (A)dentro! y eso la Gorgona lo sabía desde el inicio de su (A)ventura Pirata como quedaba patente en aquel cuadro teen(A)ger.


No exitía la redención para el Ser Humano, solo la guerra en bucle contra sí mismo: la simple y llana supervivencia, o no, en un multi(V)erso caótico y (A)bsurdo. La Niña Salvaje era consciente de lo (V)irulento que podía llegar a ser su instinto de (auto)conservación, ¿desde cuándo era consciente de la Parca si ya se burlaba de sus placebos de (A)dolescente?, ¡¿desde cuándo llevaba la Gorgona en pie de guerra camin(A)ndo hacia ninguna parte?!


El Lobo se (A)bría camino entre la abúlica y alienada muchedumbre como si NADA a su alrededor le importara; como si NADA ni NADIE de todo aquel (A)bsurdo baile de máscaras mereciera su (A)tención, mucho menos que detuviera su (A)compasHado e impertérrito paso: ya tenía TODO lo que Deseaba, ¿para qué más?


Cargaba con la Niña Salvaje, completamente desnuda cual lienzo en blanco, tumbada boca abajo sobre su ancho lomo; ella abrazaba la mullida abundancia de su pelaje con brazos y piernas, t(A)n-t(A)n flacos como el resto de su escuálido cuerpecito, la quijotHera reposaba sobre su cruz: dormía profundamente en aparente letargo de inflexión. Su piel ya no era de cal viva, era de Luna LunHera: límpida, sin rastro de las escalofriantes pinturas de guerra, ¡como si nunca hubieran vestido su cuerpo!


La Niña Salvaje refulgía bajo el Sol como mármol de carrara.


Su lobuno (A)migo de Sangre... embriagado por su, (AH)ORA sí que sí, inocente (A)pariencia... la mantenía dormidita con la nana de la despreocupada caminata, que acunaba los sueños de su Tesoro Pirata; no dejaba por Ello de estar (A)lerta para que aquellos repulsivos No-Ser(es) que los rodeaban ni tan siquiera la rozasen: el hedor del perfume colectivo pretendía adueñarse de su hocico, miraba a los transeúntes con sumo desagrado, ¡él sólo quería el (A)roma de su Niña Salvaje! y aquella masa con apariencia de insectos se lo estaba enfangando.


Por fortuna, NADIE a su alrededor parecía darse cuenta de lo hermoso que era su Tesoro Pirata: la cabellHera de la Niña Salvaje se encrespaba sobre su espalda por el agorero (V)ientecillo, sus rizos siseaban misTERios en Clave bajo el Sol, largos bucles cuajados de perlas negrasSsSsS que acariciaban con sinuosa lascivia su piel de Luna LunHera ¡ni siquiera llevaba tapacoños!


El Lobito era su Caballo de Troya:

¡sexo... paz...

drogas... (A)mor...

y rock and roll!... empatía...


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N.A.: cuadro pintado por Mnemea (la protagonista femenina, nihilista negativa). Representa la figura onírico-metafórica de Hades (el protagonista masculino, nihilista positivo): un lobo; también su propia figura onírico-metafórica: la Niña Salvaje. El cuadro lo pinta a lo largo de sus primeros 2 años de relación (A)morosa debido a lo laborioso que es. El cuadro es observado por Sísifo (el protagonista de género no-binario, nihilista fluido).





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FOTO: pinterest.

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