-Papá… -susurré- ¿los buitres no vuelan solo por el día?, ¿qué hacen despiertos a estas horas?, ¿por qué vuelan en círculos?, ¿es porque acechan a una presa?, ¿por qué gritan tanto?
-Son diurnos, sí.... qué raro… -musitó extrañado para sí, alzada la vista hacia ellos también- los que gritan son los cuervos, hijo, y se dice graznar; los buitres son mudos en el aire -contestó distraído, dándole vueltas al asunto; reemprendió la marcha sin dejar de mirar la circunferencia sobre nuestras quijoteras con ceño fruncido.
-¿Graznar? -escupí con desagrado- ¡la palabra suena igual de mal que sus alaridos!... -eso le hizo sonreír, a veces lo hacía por cosas que no tenían sentido- Entonces ¿por qué gritan los cuervos?, ¿por qué los buitres son mudos?, ¿están cazando o no?
-No son mudos, mudos... en realidad emiten sonidos muy extraños que ponen los pelos de punta… pero no cuando están en el aire, no sé por qué; y no están cazando -me revolvió el pelo por inercia, siempre lo hacía cuando decía alguna tontería-, los buitres por norma general no cazan…
-…¿cómo que no cazan?, ¿entonces CÓMO se alimentan?
-Se alimentan de carroña, de restos de animales muertos… -me abracé a su cintura asqueado y él me rodeó con su pesado y peludo brazo para tranquilizarme pese a que no sentía miedo, solo repulsión por semejante idea... ¡una ida de olla total!...
-… ¿por qué querrían hacer algo así?
-Porque son unos animales muy cobardes, igual que todos los carroñeros… hay que tener mucho cuidado con ellos, MUCHO, son muy traicioneros y voraces y…
-…¡espera, espera, ESPERA! -interrumpí palmas en alto sin dar crédito- ¿hay más animales que se alimentan de muertos?, ¿cómo puede ser eso posible?, ¡ES HORRIBLE!
-¡Hay de todo en la viña del Señor! Los cuervos también son carroñeros, graznan así de alto porque se están poniendo las botas, ¿por qué te crees que hay tantos en los cementerios? Les atrae el olor a muerto… -alcé los ojos entre asqueado e intimidado al círculo de buitres, su vuelo ya no me pareció tan hermoso; mi Padre seguía enumerando criaturas sin cesar de fondo- … y los alimoches y las ratas y las hienas y…
-… ¡espera, espera, ESPERA!, ¿por eso en "El Rey León" las hienas viven en el cementerio de elefantes? -asintió con una enorme sonrisa que... yo no sé por qué... me tranquilizó al instante- Papá, ¡quiero ver a los buitres y a los cuervos de cerca!…
-… ¿pero qué dices, hijo? -me revolvió el pelo risueño-, no es algo agradable de ver y mucho menos con tu edad; mamá me cortaría el gañote si se entera y lo sabes… -denegó con gesto rotundo, no así sus ojos que seguían pendientes de reojo de los buitres... brillantes, muy brillantes en la oscuridad...
-… pero Papá…. ¡tengo curiosidad!... -gimoteé, tirándole insistente de la camisa-, ¡no puedo creerme que un animal sea tan cobarde que prefiera alimentarse de otro animal muerto antes que molestarse en cazar uno!, ¿cómo puede existir un ser tan...? -chispeé con los dedos- ¿cómo se dice?...
-...miserable...
-...¡eso! -palmeé, repitiendo la palabra varias veces dentro de mi cabeza para no olvidarla- Seguro que tiene alguna otra explicación ¡y quiero verlo!… venga anda, vamos a verlo... quiero verlo, Papá porfa, porfa, por…
-… ¡que no, Alan!, que es muy desagradable… esos animales son muy violentos y peligrosos, sobre todo mientras se dan su macabro festín. Si los buitres no bajan es porque están los cuervos, y si vamos nosotros los espantamos, ¿comprendes? -asentí, pero le seguí tirando de la franela de igual manera con los mejores ojos de gatito empapado de curiosidad que supe componer- ¡No me mires así! eso es chantaje, que lo sepas...
-...¿chantaje?...
-...cuando seas mayor te digo lo que significa esa palabra, aunque al parecer ya la entiendes a la perfección, ¡eres un bribón y buena gana!...
-...si no sé lo que significa la palabra... ¿cómo la voy a entender? eso no tiene sentido Papá...
...¡pues claro que no lo tenía y era DESQUICIANTE! de chico absorbía rápidamente el significado de las palabras, permeabilizaba en mi mente por complejo que fuera, pero olvidaba con la misma rapidez el significante y, si eran muy complicadas, incluso se me emborronaba la imagen mental del referente, ¡desde que nací llevo en Guerra con el Verbo! una calamidad, de aquellos barros estos lodos...
-...¿me lo dices o me lo cuentas? hay que joderse con el minipresocrático...
-...¿minipresoqué? ¡olvídalo!, yo no cuento nada, Papá, solo digo que es asqueroso y que... ¡me estás haciendo un lío para distraerme como a los zorros y a los conejos!, ¿podemos ir a ver a los buitres o no? -resoplé ofuscado, pegándole una patada al suelo; se carcajeó y me lo quedé mirando si entender nada de nada.
-Yo no sé qué voy a hacer contigo cuando crezcas, de verdad.... -suspiró, negando con la cabeza- Si vamos... que no lo tengo para nada claro, ¡mis dudas son abrumadoras, piensa en Mamá!... será solo un poquito ¡y de lejos!, tenemos que ir muy, muy en silencio y no sé si ya estás preparado para...
-... ¡lo estoy, estoy PREPARADÍSIMO! seré SILENCIOSO al máximo y me esconderé muy, muy bien como me has enseñado y prometo, PROMETO… no decirle ni pío a Mamá, ¡ni pío!: lo prometo -me besé con fervor los dedos y él sonrió revolviéndome el pelo, meditándolo seriamente.
La barba florida alzada en dirección a la desconcertante circunferencia alada: también sentía curiosidad por el atípico comportamiento de los buitres, bien lo sabía yo... no he tenido un pelo de tonto en la puta vida, ¡ese es mi maldito problema!...
-Como se entere Mamá… me corta en pedacitos, ¿entiendes? -advirtió con complicidad; asentí sonriente y entusiasmado pegando botes de alegría a su lado, colgado de sus firmes y brillantes ojos en la oscuridad- Eres un truhan de los que ya no quedan, ¡ni PÍO!, ¿eh? -me sellé los labios para SIEMPRE y se carcajeó con ganas por mi osadía- anda.... vamos por aquí que llegamos antes, Mamá nos va a crujir cuando se entere ¡y se enterará! SIEMPRE se acaba enterando de todo, lo sabes tú, lo sé yo ¡y lo sabe hasta el vecino!... -suspiró revolviéndome el pelo... nuestro "vecino" más cercano era mi querido drugo de sangre Nikolai que vivía a más de 5 kilómetros...- solo un vistazo y de lejos ¿eh?, nos vamos enseguida que tenemos prisa y es peligroso…
-…que sí, que sí… -apremié impaciente... con un pica-pica insoportable... se arrodilló con hondo suspiro para estar a mi altura y me retuvo muy serio por los hombros.
-… escúchame bien, Alan, "que sí, que sí", ¡no!: en el Monte tienes que estar SIEMPRE muy atento, no puedes descuidarte ni un solo segundo, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, ¡te lo he dicho mil millones de veces!...
-...¡es que tengo mucho nervio! lo siento, Papá, estaré alerta, de Verdad que sí...
-...no hay que subestimar a los carroñeros por muy cobardes que sean, Alan... a NADIE en realidad, ya sea animal o humano -enredó los dedos en mi pelo con infinita paciencia-. Si lo haces solo te pones en peligro a ti mismo: tienes que ser humilde con tu presa si quieres darle caza, ¿recuerdas? -asentí, tratando de no impacientarme para estar alerta al 100%; sonrió orgulloso-. Vamos a ir solo con una condición, ¿qué condición es esa?...
-... obedecerte en todo todito sin piar.
-Si te digo nos vamos, nos vamos -reemprendimos juntos la marcha en dirección a los buitres; su brazo protector sobre mis tiernos hombros- y si te digo que ni respires y ni pestañees, ni respiras ni pestañeas, ¡ni lates si hace falta!, ¿estamos? -asentí obediente, sudando a mares de la expectación por la inminente Respuesta, alerta en la medida que buenamente podía dada mi patológica curiosidad- Y tienes que estar muy, muy quietecito y moverte muy, muy sigilosamente como te he enseñado, mirando por donde pisas o los espantarás…
-…¿como un gato negro?
-Como un gato negro… -sonrió algo triste apoyándose en mis hombros para detener mi ya impetuoso paso; se arrodilló de nuevo frente a mí... con tanta paciencia que ahora me parece increíble...- Y mucho, mucho mejor de lo que lo has hecho esta tarde, ¿quién te crees que ha espantado a todos los conejos, zorros, liebres y perdices que hemos acechado hoy?, ¿eh? -advirtió con ceño fruncido clavándome el índice en el pecho; asentí con vehemencia dispuestísimo a mejorar-. Además... que nos conocemos... no vamos a poder hablar nada de nada, ¡NI PÍO!... están muy cerca y son asustadizos, se espantan con facilidad, ¿y qué hay que hacer entonces?
-Hablar solo por señas y gestos mirándonos de Verdad a los ojos en TODO momento -recité obediente rascándome la nuca que ya me picaba a rabiar; se puso en pie satisfecho con la lección y continuamos la marcha en dirección a los graznidos.
-Nos vamos a esconder bajo los árboles y entre los matorrales, agazapados y MUY, MUY quietecitos entre la maleza y la espesura como te he enseñado; así no podrán vernos los buitres desde arriba, son un poco tontos… no como los búhos -me guiñó un ojo susurrante, tan magnético como su ulular- Los búhos son los Emperadores de la Noche, ¡no lo olvides nunca! y vigila bien tus espaldas, pueden estar acechándote desde cualquier parte… -asentí capturado totalmente por el tono enigmático de su voz y sus palabras, ni parpadeaba-. Y si se te acerca alguna culebra mientras estamos al acecho, no te alarmes ni intentes sacudírtela de encima: no te hará nada, las que hay por aquí a estas horas no son venenosas ni hostiles, solo son… culebrillas… ¿estamos? -asentí restando importancia, no me caían mal las culebras. >>Igual que los insectos, ¡son mucho más pequeños que tú!, no tienen la capacidad de hacerte daño, al menos no los que hay por aquí, claro... en África, Asia y los climas tropicales ya es otra historia que te cuento otro día... -se adelantó a mi ávida curiosidad con enorme sonrisa- AHORA de noche hay muchos bichos y es mejor que los ignores, como si no existieran, ya te los quitarás de encima cuando nos vayamos a Casa, son solo… ¡bichos!… -desechó con gesto despectivo- a lo mejor alguno te da la lata, pero solo te saldrá una roncha que picará y escocerá de la ostia y ya está, ¡no hay de qué preocuparse! -sonrió revolviéndome el pelo- Y, por último...
-... y no menos importante... -era su coletilla habitual; tuvo que reprimir la carcajada para no hacer excesivo ruido, ya estábamos relativamente cerca.
-... en el caso de que algo se tuerza… -advirtió, muy, muy serio desde lo alto con una mirada de esas suyas negras como el hollín- ni se te ocurra salir a correr con esos pajarracos encima y los cuervos por ahí pululando, ¿eh?: tienes que controlar tu INSTINTO, tu impulso de salir huyendo para ponerte a salvo. SOBREVIVIR, Alan, consiste en ser mucho más listo que ellos, ¡no en salir huyendo!: si a la carrera te pierdes por el Monte serías un bocadito extremadamente fácil de cazar y bien tierno para esas alimañas del Diablo... -le agarré de la mano de inmediato. >> Si pasa algo malo... -me pegó a su cuerpo para tranquilizarme- salimos del atolladero como Homo Sapiens RACIONALES que se supone que somos, ¡recuerda que en el Monte SIEMPRE estamos en desventaja numérica!... ¿y qué hay que hacer entonces para que no nos pillen?...
-....reptar JUNTOS sin separarnos NUNCA y sin perder la calma entre los matorrales y la maleza, amparados bajo las copas de los árboles para que los buitres no nos vean, silenciosos como serpientes para que los cuervos no nos oigan hasta que nos hayamos alejado lo suficiente y podamos ponernos en pie y salir por patas.
-¡Exacto! -me besó en la coronilla orgulloso-, así no correremos peligro alguno; en el Monte hay que ser humilde Alan, aquí somos el último mono aunque no lo parezca ¿entendido?
-Sí, Papá: las apariencias engañan -asentí muy firme para demostrarle que había comprendido a la perfección la relevancia de su orden.
-¡Y recuerda lo más importante! -dedo en alto... me conocía como si me hubiera parido él y no mi Madre...- No se puede piar, es muy importante, ¡NI PÍO! -insistió con un leve capirotazo... para que interiorizara la idea...
Me rasqué la quijotera botando de impaciencia, escuchaba a los buitres de reojo.
Cada vez más y más cerca.
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