Dedicado a la mia Mamma: la SuperMujer que me parió.
Este romance no es …¡SHHH!... un romance cualquiera: es mi grito de silencio. Rimo desde las trincheras y hurgo a pecho descubierto en la hería de la pena, ¡fusilo en el paredón a la mujer que YO era!
Reivindico mi derecho al hastío y a estar triste. Reivindico mi derecho a llorar la paz en mi psique y a declararme la guerra cuando más lo necesite. Reivindico mi derecho al pataleo en ristre. Reivindico mi derecho a que la NADA me (A)firme y el TODO me hunda hasta que la madrugá decline. Reivindico mi derecho a que el dolor me ilumine.
Mamá, ¡mírame!, ¿me ves?, ¿dónde te crees que vas? Papá, dime POR QUÉ, ¡mírame!, ¿por qué tú no dices ná? No es su momento, ¡no lo es!, no es justo y hay que luchar. Bro… no te angusties, la Muerte es lo normal, ¡natural!, tenemos que aceptarla, no podemos hacer más, es inevitable, ¡siempre gana!: marca el compás, lo que escuchas ahora es su TIC-TAC-TIC-TAC-TIC-TAC. Así habla la Parca… ¡SHHH!... no mires hacia atrás, tenemos que protegerla y cuidarla hasta el final.
Mi odio ha saltado por la
ventana, ¡mirad mi carne!:
ya solo me queda (A)MOR,
¡soy una mujer de sangre!
y aquí os dejo mis ojos,
mis tripas, mi piel, mi hambre...
¿Qué otra cosa puedo hacer?
La Muerte es… mi constante
(V)ital, mi mantra, mi fe,
mi obsesión y mi estandarte.
Yo solo sé perseguirla,
intentar darle alcance,
corro a contrarreloj,
escribo y entro en trance.
...¡SHHH!... TIC-TAC-TIC-TAC-TIC-TAC… ¡SHHH!...
¡no temo a lo INEFABLE!
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P.D.: sin el Verbo inoculado de Lorca este romance no habría sido posible. GRACIAS, MAESTRO, por enseñarme el Camino hacia el Todo.
FOTO: pinterest
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